¿Qué es la historia y cómo se hace la historia?

¿Qué es la historia? Definición

El interés por conocer el pasado ha formado parte del desarrollo de la vida humana en todas las épocas y regiones del mundo. La historia es una construcción cultural que responde a la necesidad de todos los pueblos de conocerse a sí mismos y de transmitir ese conocimiento a las generaciones venideras, construyendo así la conciencia de un pasado común, clave para su identificación, orientación y supervivencia en el contexto físico y sociocultural al que pertenezcan.

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Los escritos personales: la autobiografía

A finales de los años 70 del siglo XX se renovó, partiendo de las aportaciones realizadas en los campos de la Antropología y de la Psicología, el interés por el papel del individuo en la historia. El “retorno al sujeto” implicaba considerar que los hombres y las mujeres, a través de sus experiencias, motivaciones y dinámicas, eran los actores efectivos de los cambios históricos. Esto no significaba rechazar lo estructural para analizar exclusivamente lo individual. Gracias al apoyo en las disciplinas anteriormente señaladas, se abandonó la noción cartesiana del sujeto aislado e independiente, para partir de la idea de que la formación del yo es fruto de las relaciones con otros individuos y de la interacción con el medio. Dicha concepción conlleva, por tanto, poner en relación las estructuras globales y la praxis de los sujetos.

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La Revolución Científica en el arte IV. Historia Natural

Como ya mencioné en la primera entrada dedicada a la Revolución Científica, hubo dos factores que influyeron en el desarrollo de la Historia Natural. Por un lado, con el Humanismo y el Renacimiento se recuperaron obras clásicas sobre esta materia, como De historia plantarum de Teofrasto (371-283 a.C.) o Naturalis historia de Plinio el Viejo (23-79 d.C.), y se profundizó en el estudio de la naturaleza, sentando las bases del método científico. Por otro lado, el contacto con los ecosistemas y culturas de África y América despertó el interés por la Geografía, la Zoología, la Botánica y las costumbres de los habitantes de estos lugares, desconocidos hasta entonces por los europeos. Por ejemplo, en 1570, el rey Felipe II nombró al doctor Francisco Hernández “protomédico general de todas las Indias, islas y tierra firme del mar océano”. Con este título, partió a Nueva España (actual México) con el encargo de estudiar la flora autóctona y, más concretamente, sus usos medicinales. Fruto de esta investigación publicó la obra Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales que están receuidos en el uso de la medicina en la Nueva España.

Imagen 1. Portada de la traducción de la obra de Francisco Hernández, Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales que están receuidos en el uso de la medicina en la Nueva España, México, 1615. Fuente: Biblioteca Nacional de España, ms. R/14170

Imagen 1. Portada de la traducción de la obra de Francisco Hernández, Quatro libros de la naturaleza y virtudes de las plantas y animales que están receuidos en el uso de la medicina en la Nueva España, México, 1615. Fuente: Biblioteca Nacional de España, ms. R/14170

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La Revolución Científica en el Arte III. Astronomía

En esta entrada vamos a aproximarnos al mundo de la Astronomía. Está claro que la observación del cielo ha ocupado siempre un lugar importante en la sociedad. Contemplando el firmamento se podían obtener beneficios para las labores agrícolas o hallar la ubicación geográfica durante un viaje, especialmente cuando se carecía de brújulas. Pero también ha tenido un significado sociocultural y religioso muy relevante. Con esto no me refiero a que a algunos fenómenos astronómicos, como al paso de un cometa, se le atribuyeran propiedades o consecuencias más o menos místicas, sino a cuestiones como la organización de una sociedad a través de un calendario; a la celebración de festividades, como el año nuevo o aquellas que coinciden con los solsticios y los equinoccios; o a la orientación y disposición astronómica de algunas construcciones.

Imagen 1. Antoine Caron, Astrónomos estudiando un eclipse (1571)

Imagen 1. Antoine Caron, Astrónomos estudiando un eclipse (1571)

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La Revolución Científica en el Arte II. Medicina

En la Edad Media los saberes médicos eran muy limitados. De hecho, los médicos profesionales eran escasos. Los barberos eran quienes, además de cortar el pelo, actuaban como médicos ambulantes: sacaban dientes, hacían sangrías y aplicaban remedios curativos a sus clientes. Esto explica que durante este periodo la medicina tuviera muy mala fama entre la población. Podemos observar un ejemplo de estas prácticas en la imagen 1. En ella, un barbero vestido de forma peculiar está extrayendo una piedra de la cabeza de un anciano. Se creía que los problemas psíquicos estaban originados por la presencia de algún elemento en el cerebro, como piedras o lunares, que entorpecían su actividad.

El Bosco, Extracción de la piedra de la locura, 1494, El Prado, Madrid

Imagen 1: El Bosco, Extracción de la piedra de la locura, 1494, El Prado, Madrid

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La Revolución Científica I. Introducción: Inicios y principales logros

Esta entrada forma parte de una serie que estoy realizando sobre la Revolución Científica y el Arte. Esta primera parte es una introducción en la que expongo el contexto en el que se desarrolla esta revolución y sus principales protagonistas y logros. En las siguientes entradas trataré de forma más detallada qué cambios se produjeron en los ámbitos de la Medicina, la Astronomía, la Historia Natural y las Matemáticas.

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Epidemia de peste en Granada (1679)

Durante el Antiguo Régimen, la subalimentación, la falta de higiene y los insuficientes saberes médicos daban lugar a una elevada mortalidad, que afectaba sobre todo a los recién nacidos. Como resultado, la esperanza de vida era muy baja (45 años). A esta situación hay que añadir los episodios periódicos de mortalidad catastrófica, derivados de las epidemias, de las hambrunas y de las guerras. Para esta ocasión me interesa detenerme en las epidemias y, más concretamente, en la peste. Con este fin, analizaré el romance de Felipe Santiago Zamorano: Romance verdadero donde se da cuenta de los varios efectos que causó la contagiosa epidemia en la nobilísima ciudad de Granada este año de 1679 [1], que relata los estragos que causó la peste de 1679 en Granada.
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