¿Qué es la historia y cómo se hace la historia?

¿Qué es la historia? Definición

El interés por conocer el pasado ha formado parte del desarrollo de la vida humana en todas las épocas y regiones del mundo. La historia es una construcción cultural que responde a la necesidad de todos los pueblos de conocerse a sí mismos y de transmitir ese conocimiento a las generaciones venideras, construyendo así la conciencia de un pasado común, clave para su identificación, orientación y supervivencia en el contexto físico y sociocultural al que pertenezcan.

Etimológicamente, la palabra historia procede del término griego hístor, “testigo”, “el que ve”. Partiendo de dicho núcleo, el historiador y geógrafo griego Heródoto de Halicarnaso tomó en el siglo V a.C. el término historia en el sentido de “indagación”, “averiguación” e “investigación” sobre la verdad de los hechos humanos del pasado. De este modo, la palabra historia tuvo prácticamente desde el principio dos significados relacionados entre sí, a saber: 1) “las acciones humanas del pasado en sí mismas”; y  2) “la indagación y relato sobre esas acciones humanas pretéritas” (Moradiellos, 1994).

La historia de los pueblos primitivos, ya fuera oral o escrita, estaba revestida de elementos míticos, mágicos y religiosos. Es precisamente en la Grecia de los siglos VI y V a.C. cuando la historia fue separándose del relato mítico, constituyéndose como un género literario racionalista con pretensiones de veracidad[1]. Más adelante, la historia fue adquiriendo una dimensión cada vez más científica, con la incorporación de métodos de investigación apoyados en la búsqueda y análisis de los vestigios del pasado.

En definitiva, la historia como ciencia humana y social estudia los hechos humanos a lo largo del tiempo y del espacio a partir de las huellas dejadas por la actividad humana, con el fin de comprender la sociedad humana en todas sus manifestaciones y transformaciones.

¿Cómo se hace la historia? Las fuentes históricas

La “verdad” en historia no alude al pasado en sí, el cual es incognoscible, sino a las fuentes históricas, que son los vestigios, reliquias o huellas fruto de la actividad del ser humano a lo largo del tiempo. El conocimiento histórico es, por tanto, indirecto, puesto que las fuentes históricas por sí solas no facilitan ninguna explicación. La importancia de estas radica en la labor de investigación y de interpretación realizada por el historiador. El historiador no se limita a registrar y describir los hechos del pasado, su objetivo es discernir y explicar qué sucedió, por qué pasó, cuándo, dónde, cómo, quiénes participaron y cuáles fueron las consecuencias. Las fuentes históricas se dividen comúnmente en primarias y secundarias:

  • Fuentes primarias: son las creadas durante el periodo histórico en el que tuvieron lugar. Estas pudieron ser elaboradas de manera intencionada con el fin de informar o registrar algún acontecimiento, como documentos públicos o privados, periódicos, crónicas, obras literarias…; o sin dicha pretensión, como ropa, edificios, monedas, huesos…
  • Fuentes secundarias: son las creadas con posterioridad a los hechos de referencia. Normalmente, las fuentes secundarias son descripciones e interpretaciones sobre algún hecho histórico a partir de la consulta de fuentes primarias. Un ejemplo de ello es un artículo de investigación histórica.

Como indica Moraidellos (1994), “las fuentes son pues la base sobre la que el historiador inicia su investigación y construye su relato sobre el pasado”.

Bibliografía

Enrique Moradiellos, El oficio del historiador, Siglo Veintiuno, Madrid, 1994.

Gloria M. Delgado de Cantú, “La historia. Conceptos, metodología y didáctica”, en Historia universal: de la era de las revoluciones al mundo globalizado, Pearson Educación, Naucalpan de Juárez, 2010, pp. 1-30.

Peter Burke, Jaume Aurell, Catalina Balmaceda y Felipe Soza, Comprender el pasado. Una historia de la escritura y el pensamiento histórico, Akal, Madrid, 2013.

[1] En este sentido, destacan las aportaciones del logógrafo Hecateo de Mileto y de los historiadores Heródoto, con su obra Historias, y Tucídides, autor de la Historia de la guerra del Peloponeso.

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